Hace un tiempo me di cuenta lo importante que es ser descendiente de armenios. No solo por el hecho de serlo por el apellido, sino también por tener la suerte de ser parte de una historia tan rica y conmovedora. Nunca estuve tan ligada a lo "armenio”, fui a un colegio bilingüe toda mi vida y mucho no me interesaba lo relacionado a la colectividad. Pero a partir del año pasado, comencé a interesarme mas por lo "mío”, el legado que mis padres, tíos, y abuelos me transmitían con relatos, tradiciones o simples anécdotas. Poco a poco, fui investigando acerca de lo que sentía tan propio y a la vez tan ajeno .Por esta razón, le comente a papá mis ganas de conocer nuestra tierra.
Creo que ese viaje (que pudimos hacer con mi hermano y mis padres el año pasado) me provoco un profundo cambio. Sentí que debíamos hacer algo para que la lucha de millones de mártires no haya sido en vano. Por ello, comencé a interesarme cada vez mas por todo lo relacionado a lo armenio, ya que lo sentía como una obligación para mantener viva, desde mi humilde lugar, esa llama que es la armenidad.
A mi regreso del viaje, a cualquier persona con la que me encontraba y me preguntaba acerca de mis vacaciones o porque tenia una pulsera de "Venezuela” (cuando en realidad tengo una con los colores de nuestra bandera) le contaba algo relevante de Armenia, mostraba fotos y así ,poco a poco, muchos amigos del colegio fueron conociendo nuestra historia.
Así, intentaba estar en todos los actos en los cuales se convoquen a armenios, para estar y demostrar que cada vez somos mas y que los jóvenes estamos presentes en temas ligados a nuestro pasado y a nuestra historia. Algunas veces, lamentablemente éramos pocos, pero otras , sentía que cada vez éramos mas, como en la marcha del 24 de abril de este año.
Al momento de elegir una carrera, no lo dude, me sentía en deuda con la causa armenia, y a este sentimiento le sumo el impacto que me causo el documental "Grandma’s Tattoo’s” de Susan Khardalian. Y pensé que todavía había que seguir luchando por muchas cosas que aun no se han dado a conocer del todo. Estoy estudiando derecho, para poder hacer algo desde mi modesto lugar, como descendiente de 3ra generación de armenios.
De hecho, en la facultad, muchos compañeros ahora conocen nuestra causa, saben que Armenia es un país, (y no solo una calle de Palermo) y que somos una Nación que todavía suena y tiene esperanzas de seguir creciendo. Y fueron ellos, los armenios de "allá” después de lo que viví en nuestra tierra quienes me impulsaron a aprender nuestro idioma ya que al preguntarme si lo sabia hablar me crearon ese lindo desafío.
Creo, que todos, cada uno desde su lugar, podemos aportar nuestro granito de arena para que la llama no se apague nunca. No me refiero solo a pedir justicia por el atroz genocidio al que fue sometido nuestro pueblo, sino a difundir lo que nuestros abuelos y padres nos inculcaron, participando activamente de todos los eventos relacionados con nuestra colectividad , respetando y haciéndole conocer al mundo nuestra historia y nuestras tradiciones, en definitiva ni mas ni menos queSENTIRNOS ORGULLOSOS DE SER ARMENIOS.
Macarena Celeste Byzdikian
